Os sur...reais... ou qualquer coisa que seja, desta vida...

A Poesia:

Um circo, logo um trapézio;
Uma chuvinha, miudinha ―logo a correnteza, brava...
E então o jacaré, o grilo e também a borboleta.
Depois uma flor, um fruto, uma sede de qualquer coisa...
Uma mulher, uma lua cheia, vá...
E que caralho tem que ver um grilo com todas as outras entidades?
Ninguém sabe; ninguém imagina sequer. Mas o poeta sabe e para ele tudo é muito claríssimo: a lua é uma prostituta, o jacaré é o primeiro-ministro e o grilo não existe ―pois é só a metáfora daquela toda desconstrução.
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A Prosa:

Sentado nesta doca do porto de Leixões vejo os barcos à vela e alguém dentro deles os velejando perante o assombro do gaivotal todo por ali vadiando em suas longas asas de voar. Este era o espectáculo que se me apresentava quando de repentemente se faz noite e as gaivotas já ali nem estavam mais e tão pouco os velejadores em seus barcos não velejavam também.
A coisa continua assim durante umas tantas outras madrugadas até que prontos! logo se há-se arranjar mais uns assuntitos, outras personagens que sempre aparecem...
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(Nota: atenção!, aprender a fazer pontuação desta trapalhada toda. Haja tempo!)


A Poesia e a Prosa... putas ambas

E eis como ―como se num repentino acontecer― a lua a leva montada na garupa de um grilo para um luxuriante banquete no palácio do primeiro-ministro, lá longe, bem longe de mim. E do jacaré, pelos vistos...
Aí, lanço-me em queda-livre do trapézio e estatelo-me na doca de Leixões, sem todavia ter provado o sabor do fruto ou cheirado o perfume daquela tal falada flor.
Indiferente a tudo ―em sua total insensibilidade― a borboleta ficou preta, preta que nem a noite e voando em voos rasantes às tetas daquela mulher nenhuma...

Jonas. Nostalgia (2011)

Los sur...reales... u otra cosa cualquiera, de esta vida...

La Poesía:

Un circo, luego un trapecio;
Una llovizna, finísima ―luego el torrente, bravo...
Y entonces el caimán, el grillo y también la mariposa.
Después una flor, un fruto, una sed de cualquier cosa...
Una mujer, una luna llena, en fin...
¿Y qué coño tiene que ver un grillo con todas las demás entidades?
Nadie lo sabe; nadie se lo imagina siquiera. Pero el poeta lo sabe y para él todo está claro clarísimo: la luna es una prostituta, el caimán es el primer ministro y el grillo no existe ―pues es sólo la metáfora de toda esa desconstrucción.
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La Prosa:

Sentado en esta dársena del puerto de Leixões veo los barcos de vela y alguien dentro de ellos veleándolos ante el asombro de todo el gavioterío que vagabundea por allí en sus largas alas de volar. Este era el espectáculo que se presentaba ante mí cuando va, coge y se hace de noche y las gaviotas como que ya ni estaban allí ni tampoco los veleadores en sus barcos veleaban para nada.
La cosa sigue así durante unas cuantas madrugadas más hasta que ¡se acabó! Ya inventará uno más asuntitos, otros personajes que siempre aparecen...
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(Nota: ¡atención!, aprender a colocar la puntuación de todo este batiburrillo. ¡Tiempo al tiempo!)


La Poesía y la Prosa... putas ambas

Y he aquí que ―tal que en un repentino acaecer― a la luna la lleva montada a la grupa un grillo hacia un copioso banquete en el palacio del primer ministro, allá a lo lejos, muy lejos de mí. Y del caimán, por lo visto...
Entonces, me lanzo en caída libre del trapecio y me estampo en la dársena de Leixões, aunque ni había probado el sabor del fruto ni olido el perfume de aquella antedicha flor.
Indiferente a todo ―en su total insensibilidad― la mariposa se puso negra, negra que ni la noche, y volaba en vuelos rasantes sobre las tetas de aquella mujer que non era...